24 mayo 2009

Ser vivo o ser humano

Que fácil es hablar, sentar cátedra y sobre todo opinar sobre temas que muchas veces no tenemos ni la más mínima formación, ni siquiera una fiable información.
Cuando el ámbito de extensión de la bobada es reducida podemos lograr pasar desapercibidos y muchas veces hasta queridos por otros ignorantes; pero según elevamos el nivel, se eleva también el sonido y por tanto los receptores.
Aido no es mucho más ignorante que yo, Aido lo que es, es mucho más osada que la mayoría porque siente que está capacitada para hacer el ridículo y además le importa poco.
El problema no es su desconocimiento, aunque lo incrementa, su problema es su excesiva auto estima. Claro que si ella piensa (esto suponemos que sí que está entre sus capacidades) que viendo a Zapatero de "Presi" cualquiera miembra de su partido puede ser ministra incluida ella.
Cuidado que no es la única, hay otros que estudian un poco de filosofía y de teología y se lanzan a pontificar acerca de bioética, biología,... aunque de estos siempre esperamos más mesura y más pastoreo pero ese es otro tema.

15 mayo 2009

Trascendencia III

Pero también es el resultado, consecuencia de índole grave o muy importante.
Porque ¿hay algo más grave o importante que la trascendencia de Dios?.
Para algunos que se pierden en los detalles es casi imposible; para los que nos tomamos lo trascendente como un modo de alcanzar la felicidad estando en búsqueda continua como san Agustín, es posible.

"Esa necesidad nuestra, irreprimible, de trascender los horizontes situacionales, de cuestionar, conocer, explorar, entender, buscar la esencia de las cosas, ¿qué otra cosa es esa necesidad sino otra de las formas de aquel anhelo interminable por recobrar la integridad perdida del ser, aquel anhelo del yo de regresar al ser? ¿Qué otra cosa es sino ese anhelo intrínseco de despertar al propio ser oculto, adormilado, olvidado tantas veces, y a través de él alcanzar aquella plenitud e integridad de la existencia que nuestra intuición nos permite vislumbrar? "
"Cartas a Olga" de Vaclav Havel

Trascendencia II

Trascendencia es también penetración, perspicacia.
No hay que alejarla de la existencia de Dios al contrario hay que acercarla a la existencia del maligno y por tanto de la soberbia y de la posesión de la verdad.
Lo trascendente también sirve para la autoestima en tanto que no causas indiferencia ya sea energía positiva o negativa.
Así muchas acciones y muchos blogs, como el mío, causan indiferencia y habitualmente quedan velados por el desconocimiento o por su falta de interés.
Te sobresalta, te hace subir la adrenalina cuando recibes comentarios, directos de los valientes y de los seguidores; indirectos o anónimos de los cobardes y de los antónimos.
Jamás sentí más estupor que al crear escuela y adversarios.

Trascendencia I

La trascendencia es aquello que está más allá de los límites naturales y desligado de ellos. Desde un punto de vista filosófico, el concepto de trascendencia incluye además la idea de superación o superioridad.
San Agustín es el primero que utiliza el concepto de trascendencia para describir la diferencia absoluta entre el ser creado y el Creador.
Por lo tanto trascendencia se opone, entonces, a inmanencia. Lo trascendente es aquello que se encuentra «por encima» de lo puramente inmanente. Y la inmanencia es, precisamente, la propiedad por la que una determinada realidad permanece como cerrada en sí misma, agotando en ella todo su ser y su actuar. La trascendencia supone, por tanto, la inmanencia como uno de sus momentos, al cual se añade la superación que el trascender representa.
Lo inmanente se toma entonces como el mundo, lo que vivimos en la experiencia, siendo lo trascendente la cuestión sobre si hay algo más fuera del mundo que conocemos. Es decir afrontar lo que es el
universo.
Las respuestas a esta cuestión tienen un origen cultural en lo mágico-religioso y su reflexión crítica en la filosofía.
La filosofía tradicional orienta la cuestión de la trascendencia hacia una
demostración o prueba de la inmortalidad del alma y de la existencia de Dios. Para ello se recurre a la analogía del Ser.